Nos estamos volviendo adictos a los móviles inteligentes y a
las redes sociales. Esta dependencia está llegando a límites inimaginables. Nos
levantamos y lo primero que hacemos es mirar el móvil para ver si hay algún
mensaje o algún comentario en nuestras redes sociales. Por la calle vamos
pendientes de mensajes en vez de ir pendiente del tráfico o del resto de
personas. Esto está provocando situaciones peligrosas. En reuniones con amigos,
atendemos más a los avisos del teléfono que a relacionarnos entre las personas.
En las redes sociales nos creemos que aquellas personas que
nos siguen y les gustan nuestros comentarios y fotos son nuestros amigos. Esto
está consiguiendo que nos convirtamos en seres sin vida social porque todo lo
hacemos detrás de la pantalla del teléfono móvil, tablet u ordenador.
Esta dependencia hace que descuidemos las relaciones
personales. Debemos tener mucho cuidado porque hay muchas personas malas que se
hacen pasar por nuestros amigos y realmente quieren aprovecharse de nosotros,
ofreciéndonos regalos o cosas que no son verdad. Por eso hay que tener
muchísimo cuidado y confiar siempre en las personas que tenemos cerca como
nuestros padres hermanos mayores o amigos de los de verdad, no de los
virtuales, esos que nunca hemos visto ni conocido cara a cara.
En definitiva, las nuevas tecnologías y redes sociales están
haciendo que la sociedad cada vez sea más impersonal, olvidando lo más
importante en las personas que es el contacto directo y no a través de una
pantalla fría y sin sentimientos.
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